ORACIÓN POR MAMÁ
Señor, hoy quiero decirte que ... a mamá se le ha olvidado pensar en ella. Sólo sabe pensar en los demás.
¡Me encanta que eso pase!
A veces me gustaría que pensase en los de casa nada más, pero mamá tiene corazón de sobra para querernos a nosotros más que a nadie, y para querer, además, a todo el que necesita cariño.
Si no fuera porque ella es así, yo... no habría descubierto lo que sufre nuestra vecina, la señora Paula, que tiene más años que Matusalén y una hija deficiente;
ni pensaría que hay niños en la tierra que han de esperar al verano para entrar en calor, porque ni tienen casa, ni comen –que eso da calorías-;
ni añadiría algo de mi dinero a lo que ella da de lo que ahorra para remediar a otros;
ni trataría a mis hermanos como los trato, porque –como dice ella-, “son enredadores pero buenos”;
ni cuidaría la ropa y los juguetes como lo hago, porque no pensaría que toda la ropa la ha cosido alguien y todo juego lo ha fabricado un trabajador;
ni te rezaría a ti para que –como me repite mucho-, “que Jesús te llene la cabeza de proyectos grandes, hijo, y te dé ganas de servir a los demás”.
Seguro que lo que más te alegra es que me habla de la Virgen. Me gusta entonces mirarle a mamá a la cara, porque aún parece más buena, aunque buena lo es siempre, y mucho.
Tú ya sabes lo que quiere un hijo a su madre, así que te pido que me enseñes a cuidarla y me la cuides siglos y siglos. Amén.
jueves, 19 de junio de 2008
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